2.- ¿En dónde se encuentra el conflicto entre "significado
cultural" y "estructural social"?
Existe
una contradicción pues la noción social de cultura de Williams realzó el
significado cultural y, paradójicamente, insistió en la estructura social que
determinaba dicho significado. Por un lado, la cultura constituía el ámbito de
los significados, sentimientos y afectos sociales, experiencias humanas articuladas
colectivamente en el arte, las costumbres o los relatos populares. Esta
perspectiva presuponía un enfoque idealista de la cultura popular. Por otro
lado, la cultura reflejaba una estructura social e histórica, y derivaba hacia
un presupuesto racionalista.
3.- ¿Por qué su interés en la cultura popular, si se encuentra estructurada
socialmente, si es industria cultural?
Porque
la cultura popular implicó una nueva actitud política ante las masas en la que
éstas dejaban de ser consideradas «objeto» del capitalismo moderno para
convertirse en «sujeto» del cambio social.
4.- ¿Dónde radica el problema de valorar el arte popular como fuerza de
rebeldía y oposición?
Los estudios culturales de los años sesenta entendieron la cultura como un
proceso creativo de significados reveladores de la clase social, concedieron a
la cultura popular cierta autonomía y «resistencia» frente al sistema dominante
y examinaron el ámbito de la cultura popular como ejercicio del poder mediante
una interpretación ideológica de sus formas. Esta crítica ideológica, más notable
aún en los años setenta, se centró en mostrar cómo diferentes manifestaciones
populares se convertían en fórmulas eficaces de identificación simbólica con un
individuo liberal, inmerso en un orden capitalista.
5.- ¿Cuál es el cambio que trajo Stuart Hall en los años ochenta y noventa
a los estudios culturales?
En la década de los setenta los estudios rotaron hacia el presupuesto
racionalista bajo el impulso de Stuart Hall. Dos objetivos incidieron en el
poder de la estructura social sobre la cultura: el afán por descubrir la
ideología oculta en las manifestaciones populares y el influjo del
estructuralismo francés a través de R. Barthes. El proceso hegemónico por el cual una cultura se imponía sobre otras
repercutía en estas últimas provocando tres actitudes: aprobación, negociación
o rechazo de la cultura dominante.
Estas respuestas determinaron el modelo teórico de S. Hall (1980) sobre la
creación y recepción de mensajes televisivos -Encoding/decoding -. Era una
aplicación del concepto de hegemonía al estudio de los medios. Hall tradujo la
noción gramsciana y sus implicaciones sociales a un marco de categorías
analíticas, según las cuales los medios de masas codificaban los significados
en el contexto de la cultura dominante. Estos significados eran descodificados
luego activamente por el grupo de acuerdo con tres tipos de lecturas. Una
consistía en incorporar los mensajes a su propia cultura de grupo. Otra
establecía cierta negociación que los contrastaba con sus parámetros culturales.
La última se resistía y oponía a dichos significados.
En los años noventa, Hall (1996) sugirió orientar los análisis hacia el
estudio del «discurso». El autor empleó el término en el sentido en el que
Foucault definió las prácticas de poder o formaciones discursivas -epistemes-
que determinaban los esquemas de pensamiento de un determinado periodo. Hall
propuso entonces un análisis de los discursos populares como modo de
desenmascarar las categorías mentales de nuestra época y, al hacerlo,
determinar las estructuras de poder que las condicionaban. Las formas
discursivas «posicionaban» o predisponían el conocimiento del espectador hacia
una u otra interpretación del texto.
6.- ¿Cuál es la propuesta de Luengo para revitalizar estudios culturales?
Una
propuesta que siga la línea de una sociología cultural, teorizada por J. C.
Alexander.
Frente
a la sociología de la cultura en la que desemboca la perspectiva culturalista,
la sociología cultural se centra efectivamente en la cultura y, desde aquí,
interpreta lo social. La aplicación de esta otra perspectiva no suple la
inestabilidad de unos estudios culturales que «surgen en condiciones diversas y
deben hablar al ritmo, al paso y con la textura de las culturas que pretenden
explicar» (Carey 1997: 47). Pero la sociología cultural proporciona herramientas
válidas para consolidar una perspectiva de análisis cultural por encima de la
coyuntura política e ideológica que repercute aún más en el carácter movible y
particular de este tipo de estudios.
Revisado.
ResponderEliminar